Estimada Comunidad DCCiana:
Como cada año, el 8 de marzo se conmemora la lucha histórica de las mujeres trabajadoras por un lugar igualitario en la sociedad. Tiempo ha pasado desde que nuestras precursoras empezaron a cuestionarse su rol en el mundo, abriendo caminos nuevos e inspirando a más mujeres a repensar la cotidianeidad. Las luchas de antaño no son las luchas de ahora, pero coinciden en el fin último: mismos derechos para todas y todos. En el DCC, las alumnas, profesoras y funcionarias seguimos con ese norte, haciendo uso de los horizontes alcanzados y buscando cómo avanzar en la equidad día a día.
El espacio que habitamos es una excepción en el gran orden de las cosas, donde las actitudes de los docentes y funcionarios siempre han dado a entender que nos consideran iguales, compañeras. Entender ésto como un privilegio y no darlo por sentado en el mundo es una necesidad. En vista de nuestra experiencia, resulta inimaginable que un área del saber humano, fundado e impulsado por mujeres como es la computación (nunca olvidar a Ada Lovelace, Grace Hopper, Margaret Hamilton y muchas más), caiga presa de los prejuicios asociados a las ciencias, donde se sitúa a los varones como únicos portadores de la racionalidad.
Luchar por un futuro libre de prejuicios, donde las ciencias tengan una mirada de cada parte de la sociedad en justa proporción, es fundamental para dar a todos igualdad de oportunidades en perseguir las áreas de conocimiento que deseen, y para abrir las puertas a nuevas ideas y descubrimientos que de otra forma se perderían en un campo difícil de acceder. Instancias como LATINiTY o becas para mujeres en STEM son herramientas poderosas para lograrlo, pero por sí solas no bastan. Hace falta un compromiso como sociedad para mejorar las condiciones de todas y todos.
Existen pequeños gestos y acciones que podemos realizar para lograr una sociedad más justa; informarse de mujeres importantes en sus campos, sacándolas del anonimato que suele caracterizar el trabajo femenino. Brindar protección en casos de discriminación, no siendo cómplices o testigos de estas actitudes sino dándole seguridad y empatía a quienes sean afectadas. Apoyar el trabajo femenino y la igualdad de sueldos por la misma labor. Fomentar la participación de manera equitativa, no sólo en actividades laborales, sino también en aspectos donde uno como individuo se desenvuelve en el día a día. Hasta el gesto más pequeño puede generar grandes cambios.
Este 8 de marzo, por el fin de las injusticias, por una alianza entre todas las mujeres, por una sociedad con más voces y más miradas. ¡Las saludamos, mujeres!
— Alumnas del Departamento de Ciencias de la Computación, U. de Chile.
8 de marzo, 2018.
Junto al texto, modificamos nuestro logo utilizando colores que históricamente simbolizaron la lucha por el sufragio femenino hace poco más de 100 años, en Inglaterra con el morado, blanco y verde de la Women’s Social and Political Union y en Estados Unidos el National Woman’s Party, con la bandera morada, blanca y dorada.